SIRUSA
Servei d'Incineració dels Residus Urbans S.A.
Martes, 14 de marzo del 2023
Consumir menos y mejor
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Nuestras decisiones que pueden marcar grandes diferencias

Sólo cuando dedicamos un rato a valorar nuestras acciones y decisiones, podemos tomarlas de forma consciente. ¿Cuántos productos compramos por inercia? ¿Por qué optamos por un artículo o servicio y no por el de la competencia? ¿Por el importe, la imagen que proyecta la marca, la publicidad? ¿O porque es un precio justo, por los valores de la empresa, por la calidad contrastada del producto? Cada adquisición que hacemos debería ir acompañada de una pequeña reflexión.

Hace cuarenta años, la ONU instituyó el 15 de marzo como Día Mundial de los Derechos del Consumidor, fecha que ha evolucionado hacia el Día del Consumo Responsable. Por así decirlo, se trata de reivindicar los derechos que tenemos como consumidoras y consumidores, y recordar los deberes que nos corresponden como sociedad.

Nuestras decisiones pueden marcar grandes diferencias porque si el mercado se regula según la oferta y la demanda, debemos procurar pedir bien. Conocer los derechos nos permite exigir que se respeten. Por ejemplo, entendiendo la etiqueta de un producto o las condiciones de una garantía legal, e identificando si la información es esmerada y que cumple la normativa.


Las R's de la sostenibilidad

El mantra 'reducir, reutilizar y reciclar' simplifica el consumo responsable a una perspectiva material y al deber individual de la ciudadanía, pero éste incluye muchos más aspectos, como el impacto medioambiental en todo el proceso de producción y distribución, o los valores éticos que ostenta la empresa comercializadora. Consumimos de forma responsable cuando apostamos por la prevención de residuos, limitamos la huella de carbono, luchamos contra el desperdicio o cuando tenemos en cuenta los valores éticos y solidarios de los agentes productores de bienes y servicios.

No es consumo responsable, en cambio, cuando adquirimos más de lo que necesitamos, especialmente si se acabará tirando a la basura, por una corta vida útil. Tampoco lo es cuando consumimos bienes y productos de empresas que se lucran o que participan de la explotación laboral, que provocan un excesivo impacto ambiental o que realizan otras actuaciones ilícitas. Ni cuando legitimamos a compañías que perpetúan estereotipos discriminatorios de uno o más colectivos o que se aprovechan de la globalización para pisar los derechos humanos. Por este motivo, la erra más importante de todas es la que nos invita a "repensar" las acciones y las decisiones: dejar de actuar por inercia y hacerlo con propiedad.

Empoderémonos como consumidoras y consumidores: ¡cuanta más información tengamos, nuestras decisiones serán más conscientes!



Pau Ricomà

Presidente de la MANCOMUNITAT DE GESTIÓ INTEGRAL DE RESIDUS URBANS