Cómo se produce la energía
La valorización energética es un camino marcado por la lógica de la jerarquía de gestión de residuos para gestionar los residuos que no se han podido prevenir ni recuperar. En lugar de derrochar o enterrarlos, a través de este tratamiento se aprovecha el poder calorífico inferior de los materiales sólidos para generar energía térmica y eléctrica. Los residuos óptimos para valorizar energéticamente son la fracción resta de los residuos municipales (contenedor gris) y la fracción rechazo otras plantas de tratamiento de residuos; por ejemplo, materiales malogrados que no tienen calidad para someterse a procesos de reciclado.
Evidentemente, el éxito de cualquier tratamiento de valorización material o energética de los residuos es un proceso industrial que depende de la tecnología existente, pero también del estado en que llegan los residuos. La separación de residuos en origen es esencial para que los procesos de recuperación sean de más calidad y tengan menos impacto ambiental.
En qué consiste el tratamiento
Una planta de valorización energética (PVE) es una instalación que convierte los residuos en energía, térmica y eléctrica, a través de una combustión controlada. La planta de valorización energética que explota SIRUSA trata los residuos municipales de la fracción resta de buena parte del Camp de Tarragona, así como la fracción rechazo otras plantas especializadas de tratamiento y reciclaje de residuos del territorio.
Ficha técnica
Extensión del solar | 56.000 m2 |
Superficie edificada | 3.500 m2 |
Capacidad de incineración aproximada | 400 t/día |
Capacidad autorización ambiental | 168.192 t/año |
Número de hornos | 2 |
Carga mecánica para horno | 9,6 t/h |
PCI actual | 2.000 - 2.100 Kcal/Kg |
Tiempo mínimo de incineración | 2 segundos |
Temperatura mínima de incineración | 850 ºC |
Producción máxima de vapor | 2 x 22,4 t/h |
Temperatura del vapor | 360 ºC |
Presión del vapor | 36 bares |
Potencia del turboalternador | 7,4 MW |
Producción de energía | 56.000 MWh |
Venta de energía | 44.500 MWh |
Precio de la tonelada (sin canon) 2017 | 45,00 €/t |
Ficha técnica
Extensión del solar | 56.000 m2 |
Superficie edificada | 3.500 m2 |
Capacidad de incineración aproximada | 400 t/día |
Capacidad autorización ambiental | 168.192 t/año |
Número de hornos | 2 |
Carga mecánica para horno | 9,6 t/h |
PCI actual | 2.000 - 2.100 Kcal/Kg |
Tiempo mínimo de incineración | 2 segundos |
Temperatura mínima de incineración | 850 ºC |
Producción máxima de vapor | 2 x 22,4 t/h |
Temperatura del vapor | 360 ºC |
Presión del vapor | 36 bares |
Potencia del turboalternador | 7,4 MW |
Producción de energía | 56.000 MWh |
Venta de energía | 44.500 MWh |
Precio de la tonelada (sin canon) 2017 | 45,00 €/t |


Los residuos sólidos municipales llegan a la planta de valorización energética, habitualmente en camiones de recogida de caja cerrada y compactadores de capacidad de carga variable entre 10 y 15 toneladas. En la entrada de la planta, se identifica la procedencia del vehículo y se pesa la carga. Se registran todos los datos posibles, para la posterior facturación y control. Así mismo, de forma periódica se hacen caracterizaciones de los residuos para analizar la composición y tener una referencia de los residuos impropios que van a parar.
Los camiones, un golpe controlados, se dirigen a la plataforma de maniobra, basculan la carga por caída libre, en el interior de la fosa de almacenamiento de residuos.


La fosa actual tiene un volumen de unos 2.000 m³, con una capacidad de almacenamiento aproximada de 850 toneladas. La fosa se mantiene en constante depresión, a causa de que el aire de combustión se aspira de toda la nave, de este modo se asegura que ninguna clase de malos olores o pulso se escape a la atmósfera.


Los residuos se introducen en uno de los dos hornos disponibles, que disponen de parrillas rotativas, donde se someten a altas temperaturas: tal como se fija en la normativa actual, los gases permanecen durando al menos 2 segundos, en una temperatura mínima de 850 °C. Los hornos están dotados de cámaras de combustión y puesto-combustión, y de un suministro controlado de oxígeno; así se asegura la combustión de prácticamente la totalidad de los residuos y un bajo volumen de incremados. Hay dos quemadores auxiliares de seguridad en la cámara de puesto-combustión, que se conectan automáticamente cuando en esta cámara la temperatura desciende de los mínimos requeridos.
Esta combustión genera energía térmica, que se puede canalizar para aprovecharse en entornos urbanos para climatización. A fin de conseguir estas condiciones el horno tiene instaladas entradas de aire de combustión (aire primario) y de aire secundario, ambas situadas de forma estratégica y en condiciones de presión y temperatura adecuadas.
El ciclo térmico se cierra mediante el conjunto de motobombas, depósitos y una planta de desmineralización de agua que, convenientemente unido mediante cañerías de vapor de agua condensado, mujer lugar a un ciclo cerrado con unas pérdidas de agua mínimas. La eficiencia energética se puede mejorar mediante la cogeneración de calor y electricidad, aprovechando al máximo el calor de los gases de la combustión.
Después de la combustión, quedan cenizas y otros residuos sólidos que hay que tratar. Estos residuos se pueden someter a procesos de enfriamiento, separación y filtración para recuperar materiales útiles y reducir el impacto ambiental. Los residuos que no han combustionado (chatarra, cerámicas) se denominan escorias y se suelen aprovechar como materiales de construcción.


A través de un ciclo agua/vapor, se genera y canaliza energía eléctrica. El calor producido durante la combustión de los residuos produce vapor, que se usa para alimentar conjunto turboalternador de condensación: una turbina de vapor acoplada a un generador eléctrico.
La potencia eléctrica generable con un funcionamiento a plena carga de los dos hornos es de 7.400 kW. De esta, una parte pequeña se utiliza para alcanzar la planta y la energía eléctrica excedente es enviada en la red eléctrica, a la cual la instalación de generación de la planta se conecta automáticamente, produciéndose la venta continua de excedentes eléctricos que se contabilizan en contadores de energía.


La combustión genera una serie de compuestos, como los óxidos de nitrógeno, que son una consecuencia no deseada del proceso de combustión y se tienen que neutralizar. Los gases se canalizan a la parte de la planta donde se efectúa un tratamiento de gases dirigido a:
- Los contaminantes ácidos como HCl, HF y SO2 son tratados intermediado un agente alcalino como el hidróxido de cal.
- El mercurio y las dioxinas y furanos son tratados mediante carbón activo.
- Finalmente el polvo (las partículas) son capturadas mediante un filtro de mangas.
En esta captación se producen cenizas volantes y son tratadas en plantas especializadas.
Finalmente, los gases ya neutralizados son emitidos a la atmósfera con la ayuda de un ventilador de tiro forzado y una chimenea de 50 metros. La chimenea está formada por dos conductas (uno por cada horno), de forma que se mantiene constante la velocidad de salida de los gases, con independencia del número de hornos que estén en funcionamiento.


Cada una de las etapas de este proceso se realiza dando cumplimiento a las mejores tecnologías disponibles. Las plantas de valorización energética tienen que cumplir regulaciones y normas ambientales estrictas para garantizar la minimización de emisiones y el control de contaminantes, seguimiento que se regular parte de las autoridades pertinentes. Todos los datos se controlan se analizan de forma periódica, y una parte importante en riguroso directo, para que se mantengan por debajo de los parámetros establecidos. Los equipos de control de emisiones son redundantes para evitar perder datos en caso de alguna incidencia técnica.