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Preguntas frecuentes

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La valorización energética​

La valorización energética es el proceso de convertir residuos en energía mediante diferentes métodos como la incineración, la gasificación o la pirólisis. Este proceso permite aprovechar los contenidos energéticos de los residuos y convertirlos en electricidad o calor, reduciendo así la dependencia de las fuentes de energía convencionales y minimizando el impacto ambiental de los residuos en estado de degradación. Además, la valorización energética también ayuda a reducir el volumen de los residuos y se pueden generar una serie subproductos recuperables por otras vías. Por ejemplo, mediante un procedimiento que separa las escorias, las cenizas y los gases, de estos componentes la planta produce energía y separa los materiales no combustibles que, posteriormente, se pueden utilizar como materiales de construcción de carreteras. A través de la valorización energética, además de dotar los residuos de nuevas funciones y alargar la vida, se reduce el volumen (alrededor del 90%). La valorización energética es un proceso de conversión de residuos en energía útil, como por ejemplo electricidad o calor. Es un método para aprovechar los residuos que no pueden ser reciclados o reutilizados y que, de otra manera, serían depositados en un vertedero. En vez de esto, los residuos son valorizados energéticamente en instalaciones de alta tecnología que permiten extraer energía y reducir la cantidad de residuos que acaban en los vertederos. Es una opción de tratamiento de residuos que contribuye a la reducción de la dependencia de fuentes de energía convencionales y permite utilizar los residuos como recursos para la producción de energía.

Una planta de valorización energética (PVE) es una instalación en la que se produce una combustión controlada en condiciones óptimas, es decir, temperatura mínima de 850 °C, tiempo de permanencia de un mínimo de 2 segundos y turbulencia de oxígeno superior al 6%. De esta forma, se consigue transformar los residuos en energía y un pequeño volumen de escorias, cenizas y gases. Con el calor producido en el proceso se genera vapor, que conducido a una turbina genera electricidad.

Este tratamiento es un camino sostenible para gestionar residuos no recuperables materialmente, puesto que se reduce de forma importante el volumen de los residuos y las emisiones están estrictamente controladas.

Esta planta tiene como objetivo principal aprovechar los residuos, principalmente orgánicos o sólidos, para generar energía, evitando así su disposición en vertederos y reduciendo el impacto ambiental. Este tipo de planta puede ser también conocida como planta de tratamiento de residuos o planta de cogeneración.

La transformación de residuos en energía cumple varias funciones importantes. Convierte los residuos no valorizables materialmente en energía segura (parcialmente renovable) y recupera materias primas valiosas, de una manera ambiental segura. La valorización energética ayuda a lograr los objetivos establecidos a la Directiva de vertederos de la UE que pretende reducir la cantidad de residuos que se llevan a vertedero.

La conversión de residuos en energía y el reciclaje son métodos complementarios de tratamiento de residuos en los sistemas integrados de gestión de residuos.

Los residuos domésticos y similares se deben que clasificar en origen (en los domicilios y negocios), separando los materiales reciclables, y depositándolos en el contenedor adecuado para que se enviar a un reciclaje de alta calidad. Los residuos que no se pueden valorizar materialmente, pueden utilizarse para generar energía térmica y eléctrica.

La valorización energética entra en la economía circular porque da un nuevo uso a residuos que no podrían recuperarse de ninguna forma. Además, la energía producida a las plantas de valorización energética también contribuye a la protección del clima y la seguridad del suministro energético, al sustituir los combustibles fósiles que se habrían utilizado para producir esta energía en las centrales eléctricas convencionales.

La valorización energética tiene varias funciones, como por ejemplo:
1. Aprovechamiento de residuos: La valorización energética permite sacar provecho de los residuos, como por ejemplo los residuos sólidos urbanos (RSU), los residuos industriales, los residuos orgánicos, etc., transformándolos en energía.
2. Producción de energía: Mediante la valorización energética, se produce energía utilizable en diferentes formas, como por ejemplo electricidad, calefacción o vapor.
3. Reducción de emisiones: La valorización energética permite reducir las emisiones contaminantes producidas por la combustión de residuos, a través de técnicas de control de emisiones.
4. Recuperación de recursos: Esta metodología permite obtener materiales y recursos valuables de los residuos (como por ejemplo metales u otros materiales reutilizables) y revalorizarlos.
5. Reducción de los residuos: Gracias a la valorización energética, se evita la acumulación de residuos en vertederos y, por lo tanto, se reduce la necesidad de estos espacios.
6. Generación de puestos de trabajo: La construcción y operación de las plantas de valorización energética requiere de personal, generando así ocupación.
7. Autonomía energética: La valorización energética contribuye a la diversificación de las fuentes de energía y a disminuir la dependencia de combustibles fósiles importados.
8. Generación de calor para otros procesos industriales: Además de producir electricidad, la valorización energética también puede proporcionar calor que puede ser utilizado para otros procesos industriales, como por ejemplo la calefacción en una fábrica.
En resumen, la valorización energética tiene como funciones principales el aprovechamiento de residuos, la producción de energía, la reducción de emisiones y la recuperación de recursos.

En la combustión de los residuos sólidos, además de la energía que se produce durante el tratamiento, se generan gases, escorias y cenizas y sólidos de depuración. Los gases resultantes del proceso están constituidos principalmente por dióxido de carbono (CO₂), agua, nitrógeno y el oxígeno en exceso utilizado en la combustión. El resto de gases (cloro, cloruro de hidrógeno, óxidos de azufre y nitrógeno y compuestos orgánicos), así como las partículas inquemadas, se eliminan mediante el sistema de depuración de gases con el fin de cumplir la normativa ambiental, que garantiza que el proceso produzca el mínimo impacto sobre el medio.

Las escorias representan entre un 20 y un 25% en peso de los residuos. Son los residuos que no combustionan, como cerámicas, tierras, vidrio, objetos metálicos, etc. La chatarra de las escorias se recupera para su valorización; esta chatarra recuperada puede representar entre un 1 y un 3% en peso de los residuos quemados. El resto de escorias se valoran cuando es posible como materiales de relleno.

Las cenizas y sólidos de depuración representan entre un 2 y un 6% (cenizas) y un 4-5% (sólidos de depuración) del peso de los residuos. Son los residuos formados por el conjunto de materiales pulverulentos de granulometría fina resultantes del proceso térmico de un horno y que se recogen en los sistemas de aprovechamiento de calor, limpieza de gases y precipitadores de partículas; estos residuos están formados principalmente por sales inorgánicas. Son residuos especiales y se deben depositar en un vertedero controlado.

Las escorias representan entre un 20 y un 25% en peso de los residuos. Son los residuos que restan al horno, como cerámicas, tierras, vidrio, objetos metálicos, etc. La chatarra de las escorias se recupera para su valorización; esta chatarra recuperada puede representar entre un 1 y un 3% en peso de los residuos quemados. El resto de escorias se valoran cuando es posible como materiales de relleno. 

En la combustión de los residuos, las sustancias nocivas para el medio ambiente (plomo, cadmio, mercurio, etc.), que ya estaban presentes en los residuos, se concentre en las cenizas resultantes de la limpieza de los gases de combustión. Esto facilita el manejo, puesto que estas sustancias se pueden gestionar mejor y eliminarlas con seguridad.

Los residuos procedentes del sistema de limpieza de gases de combustión equivalen al 3-4% de la masa de residuos que entran en la planta. Estos residuos se recogen después del proceso de filtración y se almacenan cuidadosamente para evitar el escape del material en el entorno local. El material se transporta en contenedores sellados a vertederos de residuos especiales o plantas de tratamiento especializadas. Esta gestión garantiza el confinamiento y que las sustancias no puedan dispersarse en el medio ambiente.

La función de las plantas de pretratamiento o triaje es seleccionar el contenido del material entrante que llegue, con la opción de separar las fracciones recuperables y prepararlas para su comercialización. Los materiales no separados se preparan para llevarse a un tratamiento finalista. En las plantas de triaje existe una combinación entre procesos de selección mecánicos o automatizados y procesos manuales. Por este motivo, es fundamental adoptar criterios rigurosos en todo lo referente a la salud y seguridad laboral.

En las instalaciones de selección podemos diferenciar a grandes rasgos cinco áreas de trabajo: la zona de recepción de residuos, la línea de selección, la zona de prensado y embalado, la zona de almacenamiento de materiales y las oficinas. En la zona de recepción llegan los camiones y se pesan. Desde esta zona se alimenta la línea, desde donde se realiza la selección efectiva. Los residuos recuperados se prensan y almacenan hasta que son llevados a las plantas de reciclaje.

El tamaño y capacidad de cada planta dependerá del municipio o agrupación de municipios, de forma que todos los aspectos referentes al tamaño y capacidad de la instalación se dimensionen en función de la cantidad y tipos de residuos a tratar.

Es un espacio donde se almacenan los residuos que no se han podido aprovechar de ninguna forma. Se trata de instalaciones preparadas, con impermeabilización del suelo, zonas de drenaje para lixiviados, salida de gases y muros de contención, para minimizar las consecuencias ambientales que tiene el proceso de degradación de la basura. Se calcula que las emisiones de gases de los vertederos son 19 veces superiores a las que se emiten en las plantas de valorización energética.

Existen también los vertederos no controlados que son espacios no preparados donde se depositan residuos de forma ilegal. En estos casos, la contaminación y el impacto en el entorno es muy elevado y grave.

Una planta de valorització energètica pot ser considerada com a contaminant segons diversos factors. Aquest tipus de planta utilitza residus com a combustible per generar energia, la qual cosa pot produir emissions tòxiques o contaminants a l’atmosfera. A més, les cendres i altres subproductes generats pel procés de valorització energètica també poden ser contaminants si no són gestionats adequadament.

Un abocador, d’altra banda, és considerat com a altament contaminant. En un abocador, els residus són dipositats sense cap tipus de tractament ni processament, la qual cosa pot provocar la contaminació dels sòls i les aigües subterrànies amb substàncies tòxiques i contaminants. A més, l’emissió de gasos d’efecte hivernacle com el metà, produïts per la descomposició anaeròbica dels residus orgànics, contribueixen al canvi climàtic.

En la actualidad, las plantas de valorización energética en Europa suministran electricidad a 18 millones de habitantes y calor a 15,2 millones de habitantes. Las cifras se basan en 90 millones de toneladas de residuos domésticos y similares que se trataron en 2015 en Europa. Gracias a ello, según el combustible que se sustituye (gas, petróleo, carbón o lignito), las centrales eléctricas convencionales dejan de derrochar entre 10 y 49 millones de toneladas de combustibles fósiles que emitirían entre 24 y 49 millones de toneladas de CO2 para producir esa cantidad de energía.

Una planta de valorització energètica pot estar situada al bell mig d’un nucli urbà, ja que no suposa cap perill rellevant per a la salut de la població ni per al medi ambient. Les instal·lacions són netes i segures i compleixen els valors límit més estrictes d’emissió aplicables a qualsevol indústria regulada per la Directiva d’emissions industrials.

La combustió no genera contaminació i el fet de què les instal·lacions siguin hermètiques evita que s’escampin males olors.

A Europa existeixen plantes totalment integrades al nucli urbà que han esdevenigut, a més, referències arquitectòniques per la seva originalitat i usos pràctics.

En líneas generales, la PVE de SIRUSA valoriza energéticamente los residuos sólidos municipales de varios municipios del Camp de Tarragona. Se trata de los residuos de la fracción resto (contenedor gris) y también los desechos no reciclables ni aprovechables de otras plantas de triaje; es decir, de residuos impropios de los contenedores de fracción orgánica, vidrio, papel y envases ligeros. Ocasionalmente, en la planta también se incineran otros productos que deben destruirse por motivos de salud pública.

El reciclaje y la valorización energética son tratamientos distintos y complementarios. Los productos y materiales que por sus características no se pueden reaprovechar ni reciclar, como destino final se almacenan en vertederos controlados. La valorización energética, además de convertir parte de estos residuos en energía, reduce su volumen de forma considerable (hasta un 97%). Los materiales como chatarras, vidrios o cerámicas que no combustionan y permanecen en el horno se llaman las escorias, de las cuales una parte se pueden recuperar posteriormente como materiales de relleno que se utilizará en obra pública. El 3% restante, formado principalmente por cenizas, se llevan a un vertedero controlado.

Mediante la combustión, se genera energía eléctrica y vapor. La energía eléctrica sirve para abastecer la planta y otras infraestructuras, mientras que el vapor puede ser utilizado por la industria en procesos de producción. Esta energía generada se considera un 50% renovable.

La recogida selectiva es separar los residuos en las diversas fracciones, según los materiales de los que están hechos y depositarlos en contenedores diferentes para facilitar su tratamiento quizás, que puede ser el reciclaje u otros tipos de recuperación material.

La recogida selectiva comienza en los domicilios con la separación de la basura.

La valorización energética y el reciclaje son dos estrategias complementarias para la gestión de los residuos. El reciclaje es el proceso de convertir los materiales de residuos en nuevos productos o materias primas utilizables, una opción especialmente importante para materiales como el papel, el vidrio, el plástico y el metal, evitando la extracción de nuevos recursos naturales y reduce el impacto ambiental. El reciclaje también redu

La prevención de residuos y la recogida selectiva son claves para reducir el volumen de residuos que cada persona genera. Sin embargo, hay residuos que no se pueden recuperar de ninguna manera, por ejemplo restos de limpieza de un domicilio, artículos de higiene desechables, productos sanitarios, etc.

La valorización energética, así como el tratamiento de residuos en general, está regulada por la normativa catalana, estatal y europea.

Puede consultar toda la normativa vigente en la web de la Agència de Residus de Catalunya.

¿Qué relación tiene la valorización energética de los residuos y la economía circular?

La economía circular es un modelo centrado en la reducción del impacto que generan los sistemas de producción y consumo en el medio ambiente. Mediante la prevención, con una elección responsable de los productos y materiales que reduzca el volumen de desperdicios, la reutilización, la recuperación y un correcto reciclaje se reduce el volumen de desechos no aprovechables que se almacenan sin solución. La valorización energética forma parte de la pirámide de jerarquía de los residuos (Prevención > Reutilización > Reciclaje > Valorización > Eliminación).